Los días 29 y 30 de marzo se está produciendo una reunión del Grupo de Puebla en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro para abordar una estrategia con la que preparar el asalto al poder en Brasil a través del candidato presidencial Lula da Silva.
En este evento participarán personajes como la acomodada comunista y ministra de Trabajo de España, Yolanda Díaz; el aliado del narcochavismo, José Luis Rodríguez Zapatero; la condenada por corrupción en Brasil, Dilma Rousseff; y Pablo Gentili, el exjefe de gabinete de Pablo Iglesias (Podemos), que tiene nexos con las dictaduras de Cuba, Venezuela e Irán, entre otros.
Es con estos y otros actores con los que el Grupo de Puebla pretende vender un ‘nuevo modelo solidario de desarrollo’ a los brasileños. Una farsa destinada a enriquecer sus bolsillos y el de sus familiares como ya ha sucedido en Cuba, Venezuela, Nicaragua o en México, con en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Bajo el lema «Democracia e igualdad” y valiéndose de su retórica habitual, el Grupo de Puebla solo pretender camuflar su verdadera agenda: desmantelar la democracia y eliminar todo tipo de pesos y contrapesos para ejercer un poder absoluto en los países que caen bajo sus garras.
La izquierda radical de la región está reconfigurando sus fuerzas y redoblando sus esfuerzos para asaltar el poder en los países que aún se mantienen libres. Lo estamos viendo en Colombia, con el avance del Pacto Histórico del exguerrillero Gustavo Petro, y ahora también en Brasil, con la carrera de Lula da Silva por la presidencia. Una operación que pondría en grave riesgo la permanencia de la democracia en la nación más extensa de toda Suramérica.