Los sindicatos españoles de Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), cómplices de la izquierda corrupta, apoyaron la huelga contra el presidente Javier Milei apenas 40 días después de la toma de posesión.
Su objetivo es desestabilizar a un gobierno que logró el respaldo mayoritario de los argentinos.
Fundado por socialistas, UGT ha sido siempre un instrumento más del PSOE para imponer sus ideas y criminalizar a rivales políticos.
La corrupción dentro del sindicato es sistémica.
Un ejemplo es el de los líderes de UGT en Andalucía, acusados de defraudar 40 millones de euros en subvenciones públicas.
UGT está aliado también con partidos como Bildu, brazo político del grupo terrorista ETA.
Su filial de Madrid está investigada por el desvío de dos millones de euros.
Esta misma semana la fiscalía anticorrupción ha pedido dos años y medio de cárcel para la cúpula de CCOO en Extremadura por fraude en los cursos de formación.
UGT y CCOO se han enriquecido con el dinero de los trabajadores, han utilizado dinero destinado a ayudas laborales para pagar mariscadas y defienden a un gobierno que ha llevado a España a una situación económica al límite.
En España o en Argentina, los sindicatos son mafias millonarias que sobreviven gracias a la corrupción y la desestabilización.